*Los nombres fueron cambiados por privacidad de las mujeres
La fijación que tienen algunas personas en torno a la “perfección” vaginal es casi obsesiva. Han inventado duchas vaginales (dicen que para la limpieza, pero lo que no saben es que la vagina se limpia por sí misma), jabones íntimos (que solo resecan y lesionan la delicada piel de la vulva), depilaciones que pueden llegan a quemar el área y diversas opciones inútiles para que la mujer “vaya” por la vida tranquila paseando su vagina ¡de 10!
Sin embargo, lo que más causa horror es saber de la llamada “puntada para el marido”, práctica ginecológica que busca “estrechar” (con un sutura) la entrada vaginal para que, al momento de la penetración, el pene roce aún más y, supuestamente, se incremente el goce sexual masculino.
¿Cómo se estrecha la vagina?
Por lo general, se realiza la puntada (sí, ¡con hilo quirúrgico y aguja!) tras el parto vía vaginal, debido a que algunas mujeres tienen que ser reconstruidas puesto que se desgarraron, o bien no han dilatado lo suficiente y, entonces, se “tiene” que hacer un corte (sí como cortan en piezas los pollos en las rosticerías o pollerías). Ante dichas “roturas”, los ginecólogos cosen la zona, pero además dan un punto (sutura) extra para que la mujer, dicen los pseudo-expertos, “quede como nueva”.
¿Quién inventó esta práctica misógina y perversa? No existe una fecha precisa, pero desde que se comenzó a usar la episiotomía —incisión quirúrgica en la zona del perineo femenino, que comprende piel, músculo y mucosa vaginal— para ampliar el canal del parto durante la salida del feto, también se hace la “puntada para el marido”.
¿Desde cuánto se usa la episiotomía? Esta intervención ginecológica fue descrita por primera vez por Sir Fielding Ould, científico Irlandés que dio a conocer técnica al mundo en 1742 y desde entonces se lleva a cabo. A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la desaconseja desde la década de los 80`s, puesto que la mujer tiene derecho a vivir una experiencia de parto positiva, sin traumatismos, cortes, suturas y cualquier tipo de lesiones.
Cada año, de acuerdo con la OMS, ocurren 140 millones de nacimientos a nivel mundial y no se sabe cuántas mujeres son sometidas a una episiotomía y su “punto para el marido” puesto que algunas mujeres no son informadas del procedimiento. Y sí, América Latina y España son líderes mundiales en la episiotomía.
Enseguida algunos testimonios:
“La dejé como señorita”, me dijo el ginecólogo.
Mi primera hija se me adelantó, y a las 35 semanas comencé con el trabajo de parto. Sucedió tan rápido que casi, casi llegué al hospital (privado) con mi hija por fuera, pero en cuanto pisé el lobby del lugar me metieron al quirófano. Y mi labor de parto duró menos de 10 minutos y mi hija nació muy bien a pesar de ser prematura. Era muy pequeña de peso y talla y aún así me hicieron una episiotomía, que era totalmente innecesaria ya mi hija estaba naciendo por si sola y era pequeña: 2 kilos y 46 centímetros.
Además ni me avisaron o pidieron consentimiento… cuando el doctor terminó con sus labores de sutura, se acercó a mi cara y me dijo: “la dejé otra vez como señorita”, “como un regalito para su esposo”. En ese momento solo me causó gracia y pensé que era un procedimiento rutinario, pero ya sé que no es así. A Dios gracias nunca sentí molestias o tuve alguna secuela.
Mi segundo parto fue en el IMSS, y me realizaron la episiotomia otra vez y sin consultarme, no me dijeron sí me habían hecho o no la “puntada para el marido”. Pero yo parí rapidísimo, sin batallar y mi segunda hija pesó 2 kilos y medio, y midió 55 centímetros. Tal vez, me hicieron la segunda episiotomía para facilitar su trabajo porque tenían muchas mujeres que atender, pero uno no es costal que pueden estar cortando y remendando.
Brendah, 39 años
Sentía que me jalaban por dentro.
Cuando tuve a mi segunda hija me atendí en el IMSS, nunca me avisaron que tuve un desgarro ni tampoco me explicaron que me iban a hacer una episiotomía. La cual fue muy dolorosa pues la recuperación fue espantosa. Además, me dio depresión post parto y tenía una niña grande que cuidar y una recién nacida, me sentía rebasada. Y cada vez que caminaba o me sentaba, sentía que me enterraban algo, que se me estiraban la piel y que me jalaban por dentro…
Fueron cerca de seis meses en los que no tuve vida sexual puesto que no tenía ganas de nada, siempre me sentía adolorida, agotada y cansada. Incluso, fui a consulta, a que me revisaran, pero en el IMSS me dijeron que todo lo veían bien, pedí tratamiento y me lo dieron pero no funcionó y tuve que vivir con dolor durante mucho tiempo.
Todo eso orilló a que mi tercer bebé fuera atendido en casa: tuve un parto completamente distinto, con una partera en la comodidad de mi hogar, rodeada de amor para mí y mi bebé.
¿Mi recomendación? Les pido a todas las mujeres que van a ser mamás que se informen, pues están en todo su derecho de pedir que no les hagan la episiotomía, que no las suturen. Nunca lleguen con los ojos cerrados al hospital, y que no tengan miedo a tener un parto en casa porque es una experiencia muy buena para la mamá y el bebé.
Nancy, 39 años
Los médicos la enseñan a sus estudiantes.
Suturar a la mujer tras el parto vaginal, sin avisar a la paciente, es violencia obstétrica y hay que denunciarlo, no importa si es un hospital público o privado. Yo soy médico y durante mi formación llegué a ver a varios médicos practicarla e incluso enseñársela a los estudiantes que tenían a su cargo. Decían: ”allí le va un puntito extra para el marido”, y no les pedían permiso a las mujeres, simplemente lo hacían. Y uno como estudiante no puede hacer nada para evitarlo.
Los doctores hacen el “puntito para el marido” de forma rutinaria y además, la mamá está agotada y a veces sedada, vaya, que no siempre se dan cuenta, y las que sí se daban cuenta no decían nada, pues están en un momento muy vulnerable.
La “puntada para el marido” la vi mucho en CDMX. Estuve en un hospital público en Xochimilco, también en un privado en la Roma. En el privado lo vi menos, pero sí sucedía. Incluso, los médicos que tienen la costumbre del “puntito para el marido” lo hacen hasta con orgullo.
La episiotomía (que es cuando suturamos) debe hacerse de manera funcional para la paciente, no para el marido. Cuidando que te quede bonita, ¡claro!, porque piensas en la intimidad de la paciente, pero no le debes hacer algo que le cause dolor a largo plazo.
Anónimo, 31 años
Es un chiste entre ginecólogos
Tengo familiares ginecólogos (todos son hombres) y en algunas ocasiones, en reuniones familiares, llegan a platicar de cuántas cesáreas hacen y cuántas episiotomías realizan y cómo dejan nuevamente a las mujeres “listas para la batalla”.
Anónimo, 21 años
Mi vida sexual cambió… para mal.
Me hicieron la episiotomía en mi primer y único parto y el doctor me iba explicando qué me hacía en cada momento, y cuando comenzó a suturarme me dijo: “vamos a aprovechar que la estoy cosiendo para arreglar que está muy abierta”. Yo ni entendí, pero creo que los doctores aprovechan la episiotomía para coser un poco más de lo necesario y creen que te hacen un favor.
No tuve ninguna complicación ni infección, y cuando pasó mi cuarentena, mi pareja y yo comenzamos a tener relaciones sexuales y fue muy doloroso, porque me sentía muy estirada y poco lubricada. Mi pareja y yo intentamos regresar a nuestra vida sexual con calma y mucha comunicación, pero nos dimos cuenta que ciertas posiciones sexuales eran ya imposibles por el dolor e incomodidad, no solo para mí, sino también para él.
Anónimo, 50 años
Me comenzó a salir popó por la vagina.
Con mi segundo bebé tuve una historia de atenciones médicas terribles: a media noche comenzaron mis dolores y me bajaron a la sala de parto (ya estaba hospitalizada), mi bebé nació rápido y bien afortunadamente, pero sin avisar me hicieron la episiotomía, me cosen a la “viva México” sin revisar cómo estaba mi cuerpo y, además, alcancé a escuchar que un practicante fue el que me hizo la sutura.
Mi hijo nació el primero de noviembre a media noche, me dan de alta ese mismo día a las 11 am aproximadamente, pero en la sala de recuperación cada médico que pasaba me hacia “tacto” (a pesar de que ya estaba cosida) y me apretaban el vientre… Cuando salgo del hospital me es súper difícil sentarme, y es en la noche cuando noto un dolor en mi pierna… A partir de ese momento, hasta hoy, me dan dolores muy feos.
Me sentí súper abierta y hasta la fecha me siento igual, incluso no tengo placer sexual… tiempo después, me percaté que ¡pequeñas porciones de popó salían por mi vagina! La primera vez que me di cuenta fue cuando tuve un poco de diarrea, jamás en la vida me había pasado y de ahí empezó a pasarme más seguido… Después de un tiempo ya no me ocurrió, pero lo de mi pierna aún duele o tardé mucho en caminar bien con esa pierna.
Investigando sobre el tema, supe que la episiotmía es una práctica innecesaria y que el cuerpo tiene la capacidad de saber hasta dónde se debe abrir para que tu bebé salga… Que usualmente se practicaba para bebés de gran peso y tamaño pero en mi caso mi bebé era de 2.700 kilos.
Por todo lo que yo pasé, creo que me suturaron mal y afectaron todo mi cuerpo. Pues un descuido, de los médicos y enfermeras, puede terminar en algo traumático para la mujer. Espero que un día en México existan los partos respetuosos, que se actualicen los médicos en torno a los partos humanizados.
Ana, 32 años
El ginecólogo arregló mi primera sutura, ¡y me liberó!
Mis dos embarazos fueron con episiotomía; la primera fue una verdadera pesadilla, no me pude sentar en un mes, me la hizo un doctor ya grande y, por lo mismo, con ideas muy arcaicas, cosas que en ese entonces yo no me tomé la molestia de averiguar ¿verdad? fui muy confiada al quirófano.
En el momento entre tanto dolor ni la sentí, pero el siguiente mes fue una pesadilla: llegué en casa, como madre primeriza, con depresión posparto y con el periné mal cosido (lo sentía como apretado) así que me tuve que comprar una llanta para hemorroides para medio vivir en paz. Fueron de los peores días de mi vida.
En el segundo embarazo, ya iba con más conocimiento de causa, así que pedí cosas y prohibí otras; además, cambié de ginecólogo, busqué uno más joven, pero también juró que yo necesitaba la episiotomía. Este joven ginecólogo me dijo que me habían hecho la primera episiotomía muy mal, así que me la iba a “arreglar”.
No sé qué hizo, pero desde el primer día caminé y me senté sin ningún tipo de problema, pero la verdad es que esa zona siempre ha estado sensible, de hecho me duele la penetración en ciertas posturas sexuales.
Siempre he pugnado porque esa práctica bárbara se analice, no todas las mujeres la necesitan, pero se hace a “rajatabla” y los médicos no saben todo el daño que puede causar.
Eli, 47 años
Los testimonios son muchos en torno a las suturas allí abajo, algunos son terribles, pues dejan con cicatrices graves y profundas que no solo no permiten una vida sexual plena, sino que dejan dolores y trastornos crónicos e irreversibles.
En Fundación Marie Stopes estamos en contra de la violencia obstetrica, por ello promovemos por todos los medios posibles los derechos sexuales y reproductivos que tienen las mujeres mexicanas.
Por Guadalupe Camacho, @Lupichick, periodista y académica mexicana